Páginas

ESTA PAGINA SE ACTUALIZA AUTOMATICAMENTE

viernes, 20 de mayo de 2011

SE NIEGAN A MORIR LOS LADRILLEROS DE CENTLA

 DRUSO OSORIO
COOLABORACION ESPECIAL

Villa Vicente Guerrero, Centla; Mayo de 2011.--Aún cuando en el ramo de la construcción se utiliza todo tipo de materiales modernos y sintéticos,  los ladrilleros del poblado Ignacio Zaragoza se niegan a desaparecer, ya que  este material aún  tiene demanda entre la población debido a que es más liviano y retarda el efecto del calor.
     

Al respecto, Natividad Hernández Pérez, con más de 35 años dedicados a la elaboración y venta de ladrillos tipo petatillo, cole-pato y ahora el de tipo block, asegura que aunque al paso de los años a llegado la modernidad en el ramo de la construcción, la demanda de ladrillos no se ha perdido, por lo que su ladrillera que se encuentra ubicada a orillas del Río González del poblado Ignacio Zaragoza, todavía realiza entrega de este material en municipios como Paraíso, Cárdenas, Comalcalco y Ciudad del Carmen, Campeche, para la construcción de viviendas o para la fabricación de pozos artesianos. 
   
Hernández Pérez, relató que hasta hace unos 15 años, en la zona existían alrededor de 10 ladrilleras, pero poco a poco ha ido desapareciendo, ya que en su mayoría han fallecido sus propietarios y los jóvenes prefieren aprender otros oficios, que batirse de lodo y arena, material con el que se elabora el ladrillo.


Ahora solo quedamos otro señor y yo, quienes aprovechamos la temporada de sequia para la elaboración de ladrillos, que son solicitados por millares por los clientes particulares o constructoras, agregó el artesano.

Sobre la elaboración del ladrillo, explicó que desde la búsqueda del barro hasta la quema del material --unos diez mil ladrillos-- se llevan en promedio 25 días, ya que el proceso incluye varias etapas.
En ese sentido dijo que para obtener el barro tienen que salir a bordo de lanchas o cayucos y recorrer la orilla del río y lagunas cercanas, hasta encontrar el material que es revuelto con arena, hasta formar una pasta que se vierte en un molde, posteriormente se tiende en el suelo en largas filas para que se compacte en espera de que se complete el paquete para la quema que dura un promedio de 24 horas, quedando listos para la entrega.


 
Debido a lo laborioso de este trabajo, --indicó--,  que el millar se vende a razón de dos mil pesos, aunque algunos lugareños compran cantidades inferiores para la construcción de pozos artesianos, pues en este se conserva el agua limpia y fresca.